Como ya lo he venido tratando en mis dos últimas columnas, el pensamiento en su gran mayoría de los componentes de la actual sociedad es el pensamiento “Postmoderno”. Este pensamiento por su relativismo, por su forma de ver las cosas, su pluralidad y pragmatismo equivocado, se torna un peligro latente para muchos creyentes que carecen de una sólida formación cristiana. Frente a este panorama de las actuales generaciones, los pastores no podemos ser superficiales, más bien debemos reconocer nuestra doble responsabilidad, tanto con Dios como con el rebaño, por lo que urge una sólida enseñanza y predicación basada en la palabra Romanos 10:17
Para los posmodernos, el valor central de la vida es el disfrute. Introducen un hedonismo narcisista que crea un dios de la sensualidad, del cuerpo, y de los placeres inmediatos. Su argumento es ante la disparidad de ideas que ofrecen en los estamentos de la sociedad, se debe encontrar un consenso, una manera de coexistir pacífica y justamente entre todos los hombres. Creen que todo se resuelve creando una nueva ideología, no acepta los absolutos que Dios establece en su palabra. Este pensamiento poco a poco se ha infiltrado en muchas congregaciones, por el cual han socavado sus cimientos, alejándolas de Dios quien nos llama a ser santos Levíticos 11:44 “Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo…”
PR. SERGIO RODRÍGUEZ VARELA Consejo de Pastores
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